jueves, 18 de septiembre de 2014

Adiós al Jardín de Amor.





Fueron mis pasos al Jardín de Amor y vi allí lo que jamás antes viera: 
en la hierba de mis juegos más tiernos, una capilla vestida de nieblas.

Y en la capilla, las puertas cerradas; sobre ellas escrita una condena. 
Me volví entonces al Jardín de Amor, al jardín de las dulces flores frescas.

Y vi que estaba sembrado de tumbas y lápidas donde hubo flores frescas, 
mientras clérigos en procesión sombría cercenaban mis gozos y quimeras.


El séptimo hijo.- Orson Scott Card




lunes, 1 de septiembre de 2014

Disgustos...





Cuando los otros nos obligan a disgustarnos con ellos –por su insolencia, su injusticia o su falta de consideración–, ejercen un poder sobre nosotros, proliferan y nos devoran el alma, porque el disgusto es como un veneno ardiente que socava todos los sentimientos moderados, nobles y armoniosos y nos roba el sueño (..…) porque mientras estamos sentados al borde de la cama con las sienes doloridas, el remoto causante permanece ileso de la fuerza destructora del disgusto de la que somos víctimas.